Una Siesta Corta.

Holaa!!! El post de hoy es cortito pero con información muy importante tanto si te echas la siesta o si no te la echas, porque a lo mejor cambias de opinión.

Yo soy de no echarme siesta, pero desde siempre, ni de pequeña me dormía la siesta, ahora algunas veces pero si la noche de antes he trasnochado demasiado… jejeje

No es cierto que nos baste entre 8 y 9 horas de sueño nocturno para estar despejados el resto del día. Sentimos la necesidad biológica de dormir sobre todo al empezar la tarde porque la actividad cerebral disminuye a medida que pasan las horas y, para renovarla, el cuerpo requiere descanso entre las 14:00 y las 16:00 horas. Esto sucede, al contrario de lo que se cree, aunque no se coma al medio día. Es verdad que tras las comidas, se produce un fenómeno llamado “efecto postprandial”, durante la digestión, el flujo sanguíneo disminuye en el sistema nervioso y aumenta en el digestivo, lo que provoca somnolencia.

La siesta tiene una función reparadora, permite que la mente rinde mas por la tarde. A lo largo del día, el cerebro almacena datos temporalmente en el hipocampo pero, a medida que este se llena, se vuelve más lento. La siesta es el “parón” que la mente necesita para vaciar de información el hipocampo, lo pasa a la corteza prefrontal, área cerebral con mayor capacidad de almacenamiento y permitirle, así recibir más.

Así mismo, se ha demostrado que quienes duermen la siesta por lo menos tres veces por semana tienen un 37% menos de probabilidades de sufrir enfermedades coronarias. Cuando se hace la digestión, el corazón  trabaja más puesto que impulsa el proceso digestivo. Por ello, si relajamos el cuerpo y lo sostenemos al mínimo esfuerzo, facilitamos su labor y lo “quemamos” menos. Por otro lado, es buena para la piel, que durante ese descanso regenera células.

Espero que oshaya gustado el post de hoy.
¡Un Saludo!!

Ana.